Cada Organismos es un Ecosistema
Una de las formas principales de aproximarse al estudio de los ecosistemas, es considerar a cada uno de los organismos macroscópicos, como un ecosistema en si mismo.
Para ilustrar este particular, pensemos por ejemplo en nuestro propio cuerpo, sobre el mismo en nuestra piel, se desarrollan y prosperan colonias de varias decenas de bacterias (organismos unicelulares), pero también de organismos pluricelulares, como los ácaros de la piel (que son artrópodos) que se alimentan de nuestra piel muerta. Por dentro en nuestras cavidades, en la boca, en los oídos y en nuestros órganos internos, se desarrollan importantes asociaciones con microorganismos.
Microecosistemas dentro del Ecosistema Urbano
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Asociación entre Cycas y helechos, ambos habitantes de las
medianas en la estructura ecosistemica de la ciudad de San
Pedro Sula, Cortés (Foto de Leonardo Lenin Banegas, 2015)
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Para ilustrar nuestro planteamiento sobre los microecosistemas, tomaremos a la planta (arbustos, arboles) que cultivamos en nuestros jardines, parques, como en las medianas de la ciudad.
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Sobre este árbol de macuelizos, ubicado en una de las calles de
la ciudad de San Pedro Sula, Cortés en Honduras, prospera una
importante colonia de aloes silvestres que tienen naturaleza
epifita y se nutren del polvo que se ha depositado sobre la
corteza en descomposición del árbol.
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Y es que sobre cada uno de estos vegetales, encontramos asociaciones con otros vegetales, como con hongos y bacterias, formando líquenes, pero también los vegetales, son hábitats especiales para la construcción de nidos de las aves, sitios que son compartidos con pequeños mamíferos y con reptiles que hacen del árbol su hábitat, su ecosistema donde sobreviven como vecinos nuestros.
Otro ejemplo se presenta en la imagen del margen izquierdo, donde se presenta una asociación entre un árbol maduro (Macuelizo), y aloes silvestres que igual prosperan sobre el tejado de barro, una azotea y la corteza en descomposición de este árbol.
De esta reflexión se puede concluir y revalorar la importancia de los arboles y arbustos no solo como organismos individuales sino como microecosistemas o islas ecológicas dentro de la estructura orgánica de la ciudad, constituyéndose en sitios donde la vida puede prosperar, diversificarse y expresarse, para su propio beneficio, como para nuestro disfrute y estudio al detalle.