La
biodiversidad, es un concepto bastante reciente, ya que si se rastrea en el
tiempo fue hasta en el año de 1985, cuando el entomólogo estadounidense y biogeografo
Edward O. Wilson lo acuño en el marco de la celebración del Foro Nacional sobre
la Diversidad Biológica de los Estados Unidos. La publicación de la memoria del
desarrollo y las reflexiones de este foro, fue denominada por Wilson como
“Biodiversidad”.
Según
(Teresa Audersik & Byers,
2001)
citada por (Montes, 2011,
pág. 12),
otro biólogo estadounidense que ha contribuido en gran medida a la comprensión
de la biodiversidad es el botánico y director del Jardín Botánico de Missouri
Peter Raven quien aporto a la conceptualización en su artículo “Definición de
la Biodiversidad”, en la que describe a la biodiversidad como la suma total de
seres vivos en un área en particular y de todas las interacciones entre ellos.
A
través de los años, la biodiversidad fue adquiriendo nuevas connotaciones y
enriqueciéndose su concepto, de tal forma que en los años 90´s esta se nutre de
los debates y acuerdos internacionales como el Convenio sobre Diversidad
Biológica (CDB), y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio
Ambiente y Desarrollo (CNUMAD) celebrada en Río de Janeiro, Brasil en 1992 (Morales, 2001).
Ya
en los años 90´s observamos el desarrollo de conceptos elaborados, consensuados
y convencionalmente aceptados, que como los describe (Monge, Gómez, & Rivas,
2001),
definen que biodiversidad o diversidad biológica a través de su etimología,
identificando que provienen de las raíces griegas, bios que significa vida y divers,
que significa división, variedad, divergencia, diferencia, abundancia”. En este
sentido la etimología calza muy bien a la definición de biodiversidad con el
concepto y la práctica moderna de
gestión de la biodiversidad, que supone que a partir de una sola especie
original se han ido formado muchas especies más diferentes entre sí,
produciendo la gran variedad de vida que conocemos en la actualidad y que aún
desconocemos.
En
este sentido la imposibilidad de conocer y describir las especies, aún antes de
que se extingan por procesos naturales y por influencia del hombre en otros
casos, ha sido presentada en trabajos como los de Peter Raven (1971) (1980) Research Priorities in Tropical Biology,
la tarea de mapear la biodiversidad, con los recursos disponibles, podría
demorarse unos 50 años, según lo plantean (Raven y Wilson, 1992) citados por
Erlich (1997) En: (Hernández,
F.García, Álvarez, & Ulloa, 2002, pág. 384)
Los
avances de las investigaciones biológicas, el amplio desarrollo de la genética
y de la ecología a fines del siglo XX y su difusión en múltiples conclaves
mundiales, permitió que para fines de los años 90´s y principios del siglo XXI, fuese claro para
muchos de las personas que trabajan el tema de biodiversidad, que esta se
encuentra graduada y se expresa en tres niveles: 1. Diversidad genética dentro
de las especies; 2. Diversidad de especies; y 3. Diversidad de ecosistemas.
Esta división es acorde con los planteamientos y escritos de (Pedroni, 2002) (Murillo, 1999).
Considerando
que la construcción misma del concepto de biodiversidad, ha sido realizada
desde el ecologismo como una ideología política que se sustenta si bien en
criterios científicos, algunos de sus integrantes han tenido el énfasis en la
abogacía y la incidencia para la contención e incluso la reducción de los
procesos de industrialización, como también de urbanización, esto como una
forma de contener, reducir y controlar la expansión del capitalismo como modo
de producción.
Basta
una cita de Paul Erlich (1997) contenida en la compilación de (Hernández,
F.García, Álvarez, & Ulloa, 2002, pág. 381) en el que se lee lo siguiente:
La humanidad ha llegado a convertirse en el
organismo predominante de la Tierra, y en el proceso está generando un asalto
total sobre los sistemas que sustentan la vida en la misma. Desde luego nos
referimos a los ecosistemas que le brindan a la sociedad una variedad
absolutamente indispensable de servicios ecológicos, una parte esencial de
tales servicios es la biodiversidad, es decir la multiplicidad de genes,
poblaciones, especies y comunidades que pueden concebirse como elementos
funcionales de los ecosistemas de La Tierra. Hoy día, la biodiversidad se ve
amenazada por la crisis de la extinción más grande desde el evento que marcó la
transición del Cretácico a la era Terciaria, ocasionado al parecer por la
colisión de la Tierra con un cometa o un meteorito.
De
forma que las voces autorizadas en el tema y el coro dominante, han establecido
una visión sino incorrecta, al menos parcial de la realidad, en la que se
presenta la idea que la biodiversidad es un elemento presente únicamente en la
naturaleza sin humanos, y que cualquier espacio humano es no solo alterador de
la biodiversidad sino su némesis y aniquilador.
En
este marco contextual el concepto de biodiversidad ha sido auto contenido y
explicado únicamente para los espacios silvestres, reduciendo toda explicación
de la biodiversidad en los espacios urbanizados, donde la vida humana coexiste
con otras formas de vida incluyendo vegetales, algunos de ellos grandes vecinos
gigantes de nuestras viviendas, animales residentes de nuestras ciudades como
también visitantes migrantes, y en lo inmensamente desconocido y pocas veces
evidenciados, artrópodos (insectos, arañas, ácaros), microorganismos (algas,
bacterias, hongos, virus, protozoos, helmintos).
Es
muy recientemente en el siglo XXI, que naturalistas y cientistas sociales han
comenzado a cuestionar la idea dominante dentro del ecologismo con respecto a
la biodiversidad, presentando sobre todo evidencias que en las ciudades también
es posible que se desarrolle la vida y exista un cierto nivel de biodiversidad,
construida artificialmente y colonizada como nicho de varias especies
silvestres (Giménez, 2008), (Banegas, 2010), (Joglar & Longo, 2011), (Garay & Fernández, 2013), sin que en ninguno
se advierta una definición de lo que debemos entender por biodiversidad urbana.
Por
lo tanto nos toca asumir el reto de proveer de una definición de biodiversidad
urbana, para su puesta a prueba y valor a través de la crítica constructiva.
Desde una perspectiva empírica proponemos que biodiversidad urbana se
conceptualice como: “La riqueza y diversidad de especies y su genética,
incorporados dentro del antropoecosistema urbano o por adaptación biológica a los
espacios de la ciudad que son aprovechados como nichos ecológicos”.